Sin duda las buenas noticias te aportan un sentimiento de confort y autor-realización, de tranquilidad y desahogo... Pero a caso, ¿no son las malas noticias las que realmente te llenan de emociones inquietantes? Frustración, ira, malestar y pena, emociones que nos dan miedo y por eso desechamos pero, con diferencia, los sentimientos más fuertes, capaces de escribir novelas, componer canciones y sacar de ti las mayores tonterías que jamás creerías capaz de hacer.
Y a pesar de todo, me seguiré levantando
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