lunes, 1 de agosto de 2011

Verano mental

- Soy esa voz interna que a veces te ayuda, la que te protege en momentos de peligro, la que te consuela cuando nadie puede hacerlo y la que, sobre todo, cada día te recuerda que tienes que seguir en pie, pues tu actual estado mental sabes de sobra que es transitorio, lo has estudiado mil veces, sabes que es efímero, que se te acabará olvidando... Por eso otro día más te digo que no te vengas abajo, que sabes que todo lo bueno que a diario estás viviendo, ya sean tus hermanos que van a estar ahí SIEMPRE, lo que la naturaleza te da y que a menudo contemplas en silencio sin compartirlo, las melodías que recorren tu mente y que consiguen ponerte la piel de pollo o sus preciosos ojos son lo que más te importa, ambos sabemos que llevas dos años cuesta abajo y que no sabes como afrontarlo, pero lo tienes todo.

- Pero cómo voy a seguir tus consejos, ''oh voz interna'', si por más que me levanto caigo, si la naturaleza que anelo la aprecio desde lejos y veo como se va pudriendo y si jamás tendré sus ojos por más que los venere... Cómo entonces voy a seguir tus consejos si eres tú quien a menudo me recuerda también lo malo, lo grotesco, la verdad...

- También yo te he enseñado que el camino no iba a ser fácil, ya acordamos un día que no te derrumbarías, que has aprendido de los errores y que los has superado, que tu sueño sigue y está creciendo como nunca, y que si de hecho conoces la verdad, es porque yo te hice entenderla.

- Y aunque me hiciste entenderla, esto nunca lo pensé, y es por eso que no pudiste escucharme, pues aunque mi sueño esté creciendo, no es más que un medio para otro fin mucho mayor, pues he descubierto que lo que más me importa me da miedo, y que jamás he podido superar aquel error por mucho que ponga buena cara y parezca eternamente feliz, pues tú, maldita ''voz interna'', me has aportado miedo en esos momentos, no de peligro, sino de riesgo superable, me has impedido escuchar a quienes realmente querían consolarme, pues el auto-consuelo sólo sirve para aumentar el ego, has provocado que en lugar de afrontar mis miedos y problemas con soluciones consiguiera olvidarlos aprovechando su estado transitorio y, sobre todo, me has convertido en una persona eternamente defensiva y cobarde. Por eso, te digo adios YO INTERNO

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